martes, 25 de octubre de 2011

intenciones

Mi sorpresa ha sido hoy comprobar que estaba libre este título de blog para registrarlo. Curiosamente, pienso que la ecología no está, ni de lejos, en el centro de ninguna facción política. Algunos se escandalizarán por lo que digo ante la afluencia de partidos "verdes" en Europa y en otras regiones del mundo.  No digo que no haya opciones políticas que pongan la ecología en el primer lugar de sus programas, sino que siento la falta de un ideario político que organice las relaciones humanas a partir de unos fundamentos basados en este estudio  a nivel planetario. Nosotros, los humanos, también somos una especie en la naturaleza que evolucionamos con ella, y esto tiene que determinar en cierta medida el modo de relacionarnos entre nosotros. Ningún pensamiento democrático debería desvincularse de la ecología, si predica la conveniencia de unas disposiciones legales para una nación cuyos hijos van a heredar nuestra deuda con la Tierra. 


   Mi propósito no es promover la aplicación técnica de algunos descubrimientos científicos para paliar el deterioramiento medioambiental, ni tampoco la denuncia de ciertas acciones aisladas que crean efectos adversos. No quiero favorecer ni perjudicar a ningún partido o asociación política con mis aportaciones, me limito a señalar, cuestionar, criticar y razonar la inconveniencia de algunas leyes o costumbres arraigadas en la sociedad actual. Mi intención además, es la de introducir nuevas ideas en la organización social en orden a favorecer la Vida como primer estamento para obtener una convivencia dichosa en el planeta. 


   Amigos, siento decepcionar a aquellos que esperan encontrar un blog entretenido y bullicioso, lleno de noticias y recomendaciones sin demasiada profundidad, puesto que, hasta donde pueda, quiero razonar mis propuestas sobre un análisis verificable de las situaciones.     

1 comentario:

  1. Creo que un aspecto interesante sobre la cuestión ecológica es la que plantean algunos pensadores de la llamada Ecología Profunda como el difunto Arne Naess. Hay un articulito de él que podés encontrar en la colección que editó George Sessions hace un par de años y que Dobson publicó en Trotta bajo el título "Política verde. Antología", que pone sobre el tapete las tensiones entre tres grandes áreas de reivindicaciones: las concernientes a la paz, las concernientes a la justicia social y las que se encuentran comprometidas con la cuestión ecológica. Para poner un ejemplo, nosotros aquí en la Argentina estamos discutiendo el tema de la llamada "tecnología verde" y el aparato mediático institucional que promueve esta tecnología por razones obvias, derivadas de las pretensiones neocoloniales de las grandes potencias centrales. Lo que quiero decir, en definitiva, es que tenemos que pensar la cuestión ecológica o medioambiental tomando en consideración una multiplicidad de factores. En la literatura verde encontramos de todo. Debemos aprender a diferenciar la retórica militante (muchas veces de miras estrechas), de las formulaciones teóricas que pueden ayudarnos a crear marcos de referencia adecuados para enfrentar la complejidad a la que debemos enfrentarnos. En una visita reciente a Buenos Aires, S.S. Dalai Lama planteó la cuestión de la complejidad en relación con el tema de la guerra en Irak y la reciente "intervención" en Libia. De acuerdo con el Dalai Lama, las soluciones simplistas no hacen más que empeorar los problemas. De manera semejante, en una discusión reciente en el CCCB, John Gray respondía a un interlocutor que las cuestiones medioambientales deben tomar en consideración la posibilidad de su irreversibilidad. Eso significa, no como pretenden algunos, adoptar una postura pesimista, sino más bien ampliar el espectro de posibilidades con el fin de constatar la realidad con la cual estamos ineludiblemente comprometidos. Creo que entablar un diálogo debate sobre la cuestión puede enriquecernos a todos. Asistimos con cierta perplejidad a una ingenuidad moralmente reprochable entre muchos de nuestros contemporáneos que parecen haber olvidado que la gramática de la lucha política no puede abandonarse sin correr un alto riesgo a la hora de lograr una verdadera comprensión acerca de quiénes somos y qué nos toca superar en el momento histórico que habitamos. Por lo tanto, doy la bienvenida al emprendimiento de Joan en esta dirección y los animo a todos a participar.
    Saludos

    ResponderEliminar