miércoles, 2 de noviembre de 2022

La plastificación.

 


              Algo me hace pensar cada vez tengo que gestionarme yo mismo los procedimientos bancarios para cualquier tipo de operación dineraria relacionada con impuestos, pagos a terceros, transacciones, cobros de clientes, apertura de cuentas etc…, extraviado en una complicada terminología bancaria para la que no estoy preparado, que este suplicio no es solamente por causa de una reducción planificada de los recursos humanos para aumentar la cuenta de resultados de los bancos. Pero no son solo los bancos, también las grandes compañías de suministros de gas, electricidad, teléfono, de las cuales dependemos, las que se han apuntado este modelo  ‘ikeaniano’ por el cual tú mismo tienes que aprender a montar el servicio que has contractado con ellas.

              Por último, y más grave, también la administración te exige tramitarte tú mismo casi todas las obligaciones ciudadanas, sancionables además si no son atendidas como es debido. De ahí arranca mi desespero en indignación cuando el llamado ‘usuario’ (que reemplaza la condición de ciudadano), perdido en una maraña de contraseñas y pantallas, se ve incapacitado para cumplir todas las exigencias informáticas que la administración u otros servicios le exigen para sobrevivir en esta  imperante de sociedad tecnificada.

El desespero aun continua hasta convertirse en alineación cuando el individuo ablandado en el laberinto de unos trámites burocráticos que rozan el imposible, busca comunicarse con algún ser humano que pueda allanarle el camino digital y  topa únicamente con teléfonos de consulta que no responden y con más trámites digitales para poder concertar una cita presencial mediante ‘cita previa’ que siempre está saturada, y que el propio sistema nunca te concede para hallar una salida -conseguir cita previa en el INEM o la Seguridad Social, hoy, raya el absurdo, por ejemplo-.

Mientras más pienso en la subordinación del ciudadano-a o ‘cliente’ a la maquinaria digital, más se me hace evidente que hay un cálculo estratégico para prescindir del factor humano en las gestiones de los servicios básicos y administrativos. De una parte, la intervención humana  puede equivocarse en la gestión, dejarse llevar por sentimientos y razones, e interactuar emocionalmente aunque solo sea mediante la expresión facial o el tono de voz  en la comunicación. Son aspectos en la comunicación  que no dejan huella digital en el sistema. Es decir, son fugas incómodas que escapan al control de los instrumentos digitales. De otra parte, la comunicación emocional o racional prodiga el alimento de sentirse-humano que no conviene a los intereses de dominación de quien nos quiere plastificados. No interesa la posibilidad de contactos afectivos que puedan insubordinar o empoderar un mínimo al individuo que ha sido ‘impersonalizado’. Con la plastificación humana se logra canalizar la indignación ciudadana hacia la impotencia, la resignación y finalmente, hacia una sumisión y frustración en privado para las cuales se ha puesto a disposición recursos de entretenimiento digital muy bien ingeniados, tales como las series mundiales, ciberjuegos, y a las puertas de un metaverso un sinfín de aplicaciones que basta solamente descargar para distraerse.

Por cierto, recientemente ordené verbalmente a mi smartphone que realizara una operación y me respondió en tono contundente “me llamo siri”, como si le hubiera faltado el respeto. No creo este engaño que sea del todo inocente. También se ha normalizado la inteligencia artificial, facultad reservada tradicionalmente a los seres humanos. Y veo, pues, que el camino a los sentimientos artificiales ya despunta en el horizonte. Otro ejemplo. La instauración de unos jueces digitales ya es una realidad que va ganando terreno en el ámbito judicial por su imparcialidad y la cantidad de información que pueden procesar para sentenciar un veredicto. Es otra muestra del incómodo factor humano que puede contemplar, revisar, rectificar e introducir excepciones a su consideración en el control de la justicia.

 Sin ahondar más a fondo, pero que  no quiero dejar de mencionar, la interacción con el aparato digital ha mezclado un producto que no tiene temporalidad -unos píxeles que no se humedecen, ni se oxidan, ni se queman, ni se deforman-, con la temporalidad de la carne humana reactiva a sensaciones y emociones que cuajan en sentimientos y que son el sustento de sentirse-humanos. No sé si, por tanto, la plastificación masiva del ser humano no obedezca a un proyecto de eliminación masiva de humanidad, para un mundo que asoma donde la degradación medioambiente y la ecología del territorio ya no permitirán sentirse en un cuerpo humano como hemos conocido. Y me gustaría equivocarme.

joanbahr@ymail.com

sábado, 25 de abril de 2020

El confinamiento como ocasión para una transformación global


No deja de sorprenderme que a muchos de los filósofos e historiadores preeminentes (Lee Byung-hun, Yuval Noah Harari, Marina Garcés….) cuando se les pregunta por las consecuencias que seguirán a esta situación, su gran preocupación se centre únicamente en los cambios sociales dentro de las relaciones humanas que puedan devenir de las excepcionales medidas  implantadas para hacer frente a esta pandemia mundial. Atrapados en las redes de modernidad donde el ser humano impone la medida de todas las cosas, era de esperar este tipo de intelecciones que subrayan. Sin querer restarles importancia, tal vez ya toca que el giro copernicano de un contra golpe de volante para no derrapar fuera del circuito de la vida.

Hoy el ser humano no solo se confronta a sí mismo, sino también como especie en su hábitat planetario. ¡¡¡Es un hecho insólito!!!. Esta pandemia está marcando límites en su dominio sobre su hábitat terrestre, y por cierto, para alivio de las otras especies que lo cohabitan con él. Pero parece que en los despachos de la academia no interesa mucho el rédito intelectual de asumir estas evidencias.

Yo, pondría más la atención en futuros acontecimientos que se están gestando con previsibles consecuencias catastróficas, de cumplirse los vaticinios de la comunidad científica. Pero para éstos, no habrá posible vacuna. Puede incluso que la actual pandemia quede relegada a un desgraciado episodio estacional de segundo grado.

Lo cierto es que, pese al coste humano de esta pandemia, nunca habremos tenido, ni quizá volvamos a tener, una oportunidad como esta para testar unos indicadores mundiales valiosísimos para corregir la trayectoria humana que amenaza con su autodestrucción, parcial, o total. Hay un filón de variables cruzadas dentro de este movimiento tan anormal, tremendamente útiles para poder prepararse y reparar en lo posible el descalabro que hemos creado. Estamos en condiciones de testar la resistencia psicológica del confinamiento mundial, la desescalada consumista durante este período, las obligadas alteraciones en el modelo contemporáneo de bienestar, la caída fulminante de las corporaciones petrolíferas y sobre todo el comportamiento de la economía mundial cuando las fuentes de ingresos y de gasto decaen drásticamente  por imperativos no humanos. En la contrabalanza,  vemos los bajos índices de polución ambiental, de emisiones de CO2 y de presión medioambiental sobre la naturaleza salvaje y hasta los beneficios de la austeridad humana para sus relaciones interpersonales. 
Si no trabajamos ahora con estos datos  para intuir soluciones prácticas con sentido, tal vez pase de largo la oportunidad. Es un momento privilegiado para repensar de modo práctico el redireccionamiento del comportamiento humano hacia una reconstrucción de su hábitat como alertan los científicos por unanimidad.  Siento la falta de personas influyentes en la academia qué pongan el acento en este otro tipo de enfoque  que subraya la relevancia que tiene para el Ser humano encontrar cual es su función en el ecosistema terrestre. No vendría mal para ello releer a los antiguos, como las meditaciones de Marco Aurelio, o regresar imaginariamente al aula en el jardín de Epicuro. 


Para cualquier parte de la naturaleza es bueno aquello que colabora con la naturaleza del conjunto y lo que es capaz de preservarla"- Marco Aurelio – Meditaciones (Libro II)

 ‘Consideremos, además, que, de los deseos, unos son naturales, otros vanos, y de los naturales, unos son necesarios, otros sólo naturales; de los necesarios, unos son necesarios para la felicidad, otro para la ausencia de malestar del cuerpo, otros para el vivir mismo. Pues una consideración no descaminada de éstos sabe referir toda elección y rechazo a la salud del cuerpo y a la imperturbabilidad <del alma>, puesto que esto es el fin de la vida venturosa. En efecto, es en virtud de esto que hacemos todo, para no padecer dolor ni turbación. Y una vez ha surgido esto en nosotros, se apacigua toda tempestad del alma, no teniendo el viviente que ir más allá como hacia algo que le hace falta, ni buscar otra cosa con la cual completar el bien del alma y del cuerpo. Porque nos ha menester el placer cuando, por no estar presente, padecemos dolor; <pero cuando no padecemos dolor, no nos es preciso el placer’.- Epicuro – Carta a Meceneo

lunes, 30 de marzo de 2020

Vulnerabilidad de la especie humana.


Algo que se está evidenciando en estos días es la vulnerabilidad del ser humano, como especie, en un ecosistema modelado a su antojo para sus propios intereses. Cuando creyó tener un dominio casi exhaustivo de la naturaleza, ésta le propicia un revés que le deja temblando. Y no por la mortalidad de este virus, que no es crítica, sino por su incapacidad organizativa para controlarlo. 
Vi a Pedro Sánchez arrasado por la impotencia, implorando a la nación que se sintiera más unida que nunca y apelando a unos buenos sentimientos de solidaridad para luchar contra la pandemia.  En resumen, transmitiendo un pánico espantoso puesto que no tenía ni idea de cómo resolver el problema. Quería nadar y guardar la ropa y no sabía cómo hacerlo. Nunca vi a un presidente español tan desesperado, (incluso más que Zapatero cuando imploraba a la nación para que nadie  dejara de consumir: de comprar cosas). No tenía ninguna herramienta en su taller ideológico que valga para reparar esta avería. 
Al virus le da completamente igual el color de la ideología del presidente. El virus no entiende de modos de producción ni de reparto de la riqueza. Así, el dirigente, finalmente y en tono suplicante, se encomendó al oráculo para que le dijera qué hacer. El oráculo le expuso todas las recomendaciones científicas que ahora estamos siguiendo. Un positivismo científico, que ha conquistado la luna, que modifica la genética de los cuerpos, que navega por la órbita de los átomos, pero que por ahora no tiene una respuesta contundente a los insultos que la naturaleza le está propinando. 
Esta es la gran lección de humildad que podemos aprender. Ahora mismo seguimos las recomendaciones de mantener más de un metro de distancia entre nosotros, lavarnos las manos asiduamente, mascarilla, etc etc… Somos potenciales enemigos unos de los otros simplemente por cruzarnos en el mismo camino. Cada uno está confinado en su casa y sin la menor idea de cuándo acabará, cómo acabará, y lo peor de todo, de cómo seguirá. Este miedo que se ha apoderado de la humanidad debido a la incerteza de unas medidas de prevención jamás vistas, e impuestas por unos estados democráticos de derecho, de los que presumimos, tiene que conducir a alguna reflexión sobre los últimos siglos de progreso desbocado que hemos desarrollado. Quizá sea tiempo de destronar a la ciencia del lugar divino que ha usurpado y dejar hablar en algún rincón a la intuición lógica de un sentimiento carnal que nunca percibe la naturaleza como un sistema biomecánico al servicio exclusivo del Ser Humano. 

El dragón, en su agonía, ha dado un coletazo. La naturaleza está viva y, lo queramos o no, participamos de esa Vida. Por ese motivo, hay que cuidarla.

lunes, 10 de septiembre de 2018

La unidad, una losa.


Recientemente regreso del Symposium "Ecosofia i intuïció cosmoteándrica" dentro de los actos del año Pannikar 2018 conmemorando los 100 años desde su nacimiento. Si hay algo que los ponentes en general defendían es la idea de la existencia de un Unidad sobrevolando por encima de todas las maneras en la que entendamos las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. La UNIDAD como centro gravitatorio de la teoria Gaya, donde se defiende la Tierra como un organismo vivo e inteligente; o Dios en el estudio comparativo de religiones.

El mater-mundi de una Supraunidad divina o material sobrevolando por encima de todo antagonismo dialéctico, puede que haya servido para atemperar los últimos milenios de patriarcalismo, abandonando a una segunda posición la figura de la mater real encarnada en las mujeres.

El contrapunto al tejido interestelar de un Ser eterno en cuyas tripas hay algo, alguien - Dios, Brhama, el gran espíritu, la conciencia intersubjetiva- , reside en la fugacidad de un instante sin tiempo, un aquí sin lugar, una libertad sin restricciones, una individualidad a ultranza, una antimateria. En el camino medio entre la unidad y el vacío aguarda la creatividad; una lanza para perforar los tejidos eternos del orden constituído que siempre va un paso por detrás del ahora vivo y presencial. En las bodegas del antropocentrismo hay una consciencia individual que encuba todo en una Unidad. Los misterios que se cuelan por sus fisuras, imposibles de ordenarlos, orientan el antropocentrismo hacia un teocentrismo, en una figura omnipotente, que sirve de alguna manera para legitimar el antropocentrismo cargando en sus espaldas con lo extraño y extralimitado.

El acontecimiento natural es cósmico y caótico dominando indistintamente uno sobre lo otro; y no puede estar sometido a ninguna regulación eterna. Contemplando sin juicio, sorbiendo  de la intuición instintiva, aparece el amanecer de un diálogo con la natura liberador para los seres humanos confinados en el humo de su pensamiento denso y pegajoso, vacío de gozo espontáneo. El daño irreparable a la exhuberancia indescriptible de millones de especies animales y vegetales, nos castiga con el látigo del estrés, la preocupación, la perversión sexual, el ansia incontrolada, la morbosidad, el cansancio crónico y una lista de síntomas en la carcel de un pensamiento regulador del acontecimiento natural. Muchas tradiciones buscan integrar la libertad e independencia de los seres humanos alzando el techo de la unidad con complicadas formulaciones. No aceptan la ruptura insolente del tiempo continuo ni tampoco la creación de un camino sin comienzo. El dominio ejercido sobre la naturaleza ha colocado al ser pensante en una fosa de unas reducidas dimensiones que cree ubícua.

En la naturaleza, el roce entre seres tiene imprevisibles reacciones. Porqué no aceptar que somos un sistema nodal de relaciones cruzadas sin centro ni periferia; un intercambio orgánico de cuerpos aguerridos que se enfrentan y se entrevierten en un esfuerzo por distinguirse y arroparse. La jaula de seguridad constituida por el capital humano es un mito, cuelga de una frágil cohesión ciega en la hondura de un profundo lodal anegado. El insumiso a la Unidad está facultado para crear dialogando con un inconsciente sin contaminar. Recobra la vida del paraiso olvidado del que nos hemos expulsado.

Hay que ver que nuestra realidad es solo nuestra, en la medida en la que aparece desde un acto de libertad, liberador, fresco, espontáneo y reparador. La vida salvaje, mutilada del inconsciente, ha conducido la vida humana consciente hacia la neurosis y la depresión. La herida está ahí y seguirá sangrando hasta que se recobre el respeto hacia los territorios salvajes, inseguros, heterogéneos, en donde la unidad no es factible. Donde la sorpresa, la novedad, el acecho, la alteridad, la finitud y la distinción, son sus cordenadas secretas. El corte que separa algo de otra cosa, abre la intuición hacia aquello, insertando furtivamente al perceptor en su nicho correspondiente del  territorio. La veneración devota y sumisa a la Unidad ha derivado hacia la uniformidad que impera a nivel planetario en el presente. Hasta no recuperar la otreidad, la alteridad, el vacío en un entrecruce de miradas, los ríos sin puentes, la vida salvage confinada ahora a espacios controlados, algo de mí seguirá dormido, sin florecer, muerto. Querer anillar la Ecosofia en los formatos de la Unidad, es detenerla, contenerla, impedirle avanzar  para readaptar la Vida a los territorios sin un orden instituído. Hay que recuperar la Vida, en definitiva, en la que el ser humano se distingue propiamente.  

sábado, 23 de diciembre de 2017

Las figuras de la avidez.




    Se culpa al sistema capitalista, como el organismo dominante en cuyo ADN hay un gen reproductor del crecimiento económico imposible de revertir. Sin lugar a dudas, manteniendo este ritmo de producción mundial pronto los recursos disponibles estarán prácticamente agotados y la contaminación medioambiental hará de la Tierra un lugar inhabitable para el ser humano. Es urgente, prioritario e innegable, que las decisiones políticas giren a favor de un decrecimiento económico sostenible. De entre los gobiernos, aquellos más responsables, tratan lentamente de ganarle la batalla al crecimiento desalmado proponiendo a la desesperada unos límites para controlar el aumento de las temperaturas medias en el planeta. Vemos en la práctica que los frágiles acuerdos de París basados tímidamente en intenciones, ya han sufrido su primera andanada al retirarse el primer mandatario de uno de los países más contaminantes. 
         De lo que la ciudadanía no se apercibe es de que la cualidad de los interlocutores sobre los que se  gesta esta lucha es desigual. No hay interlocutores tangibles con quien negociar un decrecimiento sostenible. El ente con quien dialogar no tiene rostro. Es un ente descarnado. Una figura psíquica. Una abstracción mental cuyo nombre se llama AVIDEZ. Todos los esfuerzos para encarar un interlocutor son en vano. Intuitivamente, pensamos que tras la marca Philips o Volkswagen hay el Sr Philips, el Sr Volkswagen o un propietario con quien dialogar. Estamos equivocados; no hay nadie personalmente con quien negociar. Son grandes corporaciones gobernadas por títulos de propiedad anónimos.Títulos de valor denominados 'acciones' cuyo único fin estratégico es el de aumentar de valor. Quien ingenió esta forma jurídica supo muy hábilmente despojar las ganancias empresariales de toda consideración moral. El Real Decreto Legislativo 1/2010 de 2 de julio enuncia: “En la sociedad anónima el capital, que estará dividido en acciones, se integrará por las aportaciones de todos los socios, quienes no responderán personalmente de las deudas sociales”. Aunque un inversor tenga sentimientos, valores u opiniones, cuando invierte en una S.A, estos quedan fuera de su inversión. Y queda eximido legalmente de toda responsabilidad civil o penal por los daños que produzca su capital. Solamente se juega el valor monetario de la propia acción. Estos entes ávidos tienen como enmascararse a través de muchos personajes que hablan por ellos. El presidente Trump rompiendo los acuerdos de París o el presidente Zapatero en plena crisis, implorando a los españoles que siguieran consumiendo, son máscaras de la Avidez en momentos decisivos. La Avidez no puede renunciar a ser ávida. Cualquier pacto vale para ella tanto como el rendimiento que produce en ganancias. Cuando ya no es rentable no hay motivo para respetarlo. La Avidez no tiene amigos ni patria. Prueba de ello es el monto de empresas que se han ido de Catalunya sin reminiscencias por no sufrir riesgos innecesarios. Y nadie se lo reprocha directamente; está asumido el principio inherente de ganar más. Pero, curiosamente, nadie se cuestiona la legitimidad de esta figura jurídica que descarna el título de propiedad de la persona que lo ha adquirido. Como si las consecuencias sociales de su adquisición no fueran con él. Podrán ver apoderados, directores o administradores sentados ante la justicia pero raramente al capitalista en persona. Imagino el vuelco que daría el capitalismo financiero mundial si cada título de propiedad estuviera ligado a la identidad de una persona y a su patrimonio personal, en caso de tener que pagar por responsabilidades.  Cuando invertimos en productos financieros estamos comprando partes de empresas con toda su estructura: lo que tiene y lo que debe. Parece insustancial que no asumamos personalmente las consecuencias que generan estos activos. No puede desligarse la propiedad de su propietario: son adyacentes.
        El deterioro medioambiental y las catástrofes que se profetizan, exige tener que reconvertir urgentemente los sistemas productivos. El esfuerzo que se necesita para detener la producción ingente, desbordante, desmesurada y abusiva de mercancías para el enriquecimiento ávido de un colectivo despersonalizado, precisa vincularse a interlocutores capaces de dialogar y decidir por sí mismos. 
       El tema del calentamiento global y de los recursos de la Tierra es un problema que tiene que negociarse entre personas. No puede negociarse con abstracciones financieras carentes de ningún juicio moral. Si hay que concentrar esfuerzos  para impedir el colapso de la humanidad, la derogación de esta ley devolvería la responsabilidad corporativa a personas físicas que responden ante su comunidad. ‘Corporeizar’ la Avidez es implementarla de emociones, sensaciones y sentimientos que no son indiferentes al conjunto de seres con los que conviven. Un desastre medioambiental, una sentencia judicial, un cierre con pérdidas tiene que saldarse directamente a con personas físicas responsables de lo que hace el capital en sus empresas. Solamente en estas condiciones pueden negociarse acuerdos que impliquen la renuncia a ganancias monetarias. No me sorprendería ver cambios muy significativos en el comportamiento de estas corporaciones si dejaran de ser anónimas. Si sus propietarios encarnaran la responsabilidad civil de los perjuicios ocasionados en la justa medida de lo que les corresponde por su participación. 
     
  joanbahr@ymail.com

lunes, 21 de noviembre de 2016

LA PALABRA DEL PRESIDENTE ELECTO

Lo que más me ha impresionado de la campaña norteamericana para la elección del presidente de los EE.UU, no ha sido las burradas y amenazas que se han expresado con la ligereza, sarcasmo y desprecio, más propias del boudeville que de los máximos actores de la política norteamericana. No ha sido tampoco su resultado, contra pronóstico, aunque delate un espíritu mayoritario de hastío hacia los derechos humanos fundamentales en el estado más influyente del planeta. La tercera réplica del seísmo ha sido la aceptación tácita, por parte de los electores de uno y otro bando, y de la grada mundial atemorizada, de un presidente electo que se desdice en la primera semana de mucho de lo que amenazó y atemorizó con su verborrea caprichosa. Como si se justifica mentir abiertamente en el púlpito de candidato para obtener el cargo electo de presidente. Esto sí me hace reflexionar. Se acepta tácitamente la mentira en cuanto a intenciones, pretensiones y objetivos para obtener un cargo de máxima responsabilidad mundial. Curiosamente, no parece que nadie se haya escandalizado: formaba parte de su carácter bravucón. Ahora se habla implícitamente de D. Trump candidato y de D. Trump presidente como de dos personas diferentes, cada una con su propio discurso.
          Entramos en una fase crepuscular de la democracia en la que la fascinación vapulea sin miramientos la consistencia, coherencia y fundamento del discurso. Es la concatenación de un electorado sin ideas que sintoniza con el líder arrojado, triunfalista y práctico, aunque haya de mentirles para convencerlos. Pero, del lado de los perdedores, se acepta también con alivio que se desdiga de muchas de sus bravuconadas. No tiene ningún valor la palabra dada ni tan solo por su incumplimiento. No hay contrato verbal con los electores, ni menos con la oposición, ante un mundo absorto que no sabe como posicionarse. Esta indiferencia del electorado ante unos asertos a cambio del voto, que no iban a cumplirse desde el minuto cero, muestran que las razones son lo de menos. Si un político puede razonar sus propuestas es que va a llegar hasta el final. Es que se entiende bien consigo mismo. Si lo único que importa es la defensa de unos sentimientos históricos, clasicistas y tendenciosos las palabras poco importa puesto que, incluso aquellas ideas (republicanas) de las que se originaron, han sido olvidadas. No hay fraude cuando nadie se siente defraudado. Es inquietante ver un escaparate político de exigencias, reproches, promesas, insultos, guiños y sentencias que no se sustenta en ninguna razón. Al que cualquier réplica le es indiferente puesto que no estamos en la escena del debate ideológico.
       El feudo de la razón son los principios universales. En sus horas bajas, el sectarismo y la xenofobia van al alza. El mandatario sabe serpentear por las grandes palabras sin ahondar en su significado. Por este motivo, no le importa demasiado no atenerse a lo dicho.
joanbahr@ymail.com             

jueves, 18 de febrero de 2016

HIGIENISMO MEDIOAMBIENTAL

 Solemos pensar en general que a la sociedad india no le interesa mantener sus espacios públicos limpios y ordenados. Afortunadamente, pude comprobar en uno más de mis viajes a este lugar que la cantidad diseminada de plásticos usados, papeles y  otros deshechos en el tendido urbano y rural se ha estabilizado. Forman parte ya del paisaje habitual como un poste o una flor. A este espectáculo tan poco acogedor no contribuye tampoco la incesante cacofonía de bocinas que alborotan la acústica local. En la contrabalanza, un mosaico extraordinario de vivos colores y olores amenizan el caos medioambiental creando una suerte de espectáculo vivo e intenso alrededor del viajero. 

     Pero no voy a hablar de la sociedad india. No creo, aun si fueran educados para ocultar sus desechos, que pudieran disponer de los instrumentos necesarios para hacerlo. Voy a hablar de nosotros. No es que no generemos esas miles de toneladas de deshechos. Generamos muchísimas más aun reciclando una diminuta parte. ¿Qué ocurre? que lo barremos todo bajo la alfombra o lo arrojamos por la ventana de países menos desarrollados (tecnológicamente) para no tener que verlo ni olerlo. Pero bajo la bella estampa del pulcro higienismo que barniza nuestras calles, hay muchas capas de toxicidad medioambiental.
      La pregunta que me hago es si la ocultación material de estos deshechos molestos a los sentidos no es una forma más de engaño que repercute en la convivencia social. Es decir, si la ocultación de estos deshechos no deja en el entendimiento la oquedad de un proceso causal incompleto en la constitución de lo real. Un nihilismo crítico. En los aparadores aparecen productos nuevos salidos de la nada y vuelven a la nada cuando se estropean o envejecen. Este lapso mental entre la desaparición y aparición de productos en el cotidiano va generando un tejido nihilista que excita la mente creando un estado generalizado de perpetua preocupación. La euforia del consumo va acompañada de ansiedad, impaciencia e inseguridad.
  
 Los fabricantes se afanan en ocultar el 'antes' y el 'después' de sus productos para no perder 'impacto' en el punto de venta. El mago tiene que ocultar sus trucos para triunfar. Tiene que parecer que nada cambia en el 'habitat' para que siga la fascinación por lo nuevo. El confort y la tecnología no pueden cargar con el peso de la degradación medioambiental. Esto menguaría el placer de un disfrute "happy" y desinhibido. Pero ya no se puede ocultar más. Los índices son cada vez más altos y esto persuade a los fabricantes para etiquetar de 'responsabilidad medioambiental' los productos con contribuciones 'voluntarias' que eximan  al consumidor por lo que contaminan sus excesos.[La realidad es que no hay ya como maquillar de normalidad lo que ocurre. Tal vez no sea una mera correlación espuria el colapso económico más actual y la alarmante alteración climática que remueve el mundo recientemente, como el extraño "veroño" que vivimos este invierno en Barcelona].  
   
      En algún sentido la India que conozco vive una realidad más auténtica. Los efectos son más palpables y el contacto corporal de sus habitantes con el perjuicio físico y mental que producen los desechos manufacturados no altera el tono vital de sus habitantes, sosegado y firme, pese a no ser nada fácil la vida allí.

joanbahr@ymail.com

lunes, 17 de agosto de 2015

TRABAJO O DEPENDENCIA



El trabajo es el medio por el que cada uno encuentra la expresión de sí mismo. El mendigo o el rentista no trabajan. No revelan nada significativo. Ni el especulador tampoco, ni el jugador de azar revela nada tampoco. El trabajador con su actividad  revela algo oculto que carecía de significado.
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Tampoco el pescador que come sus pescados 'trabaja'. Trabajar es un acto social. Es la realización de una idea (o varias eslabonadas) en un producto acabado que tiene un valor social. El valor del producto se mide por el beneficio que aporta a la sociedad. Esta actividad se llama trabajo. No hay trabajo que no parta de una idea originaria. El trabajo posibilita la socialización de una idea personal. El trabajador se reconoce en el mundo por el trabajo que realiza. Expresa su singularidad mostrando el significado que aporta con la manipulación de una materia. El picapedrero con cada golpe de pico revela un hecho socialmente significativo. La piedra ni es la roca de la que la extrae ni es igual a la piedra que le precede. El trabajador puede anticipar el resultado que va a producir y lo realiza. 
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El trabajo se convierte en sufrimiento cuando las ideas impuestas por otro imposibilitan realizar las propias. Es ingrato trabajar para las ideas de otro sin aportar nada propio. No hay expresión personal. El trabajador anónimo, como el esclavo, no se reconocen en su trabajo. Entregados plenamente a una actividad anónima no pueden desvelar quienes son en el mundo. Saben qué son pero no quiénes son. No pueden reconocerse en la masa despersonalizada. El mundo entonces, sólo les reconoce por sus actos de consumo. Son absolutamente dependientes.
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Sin embargo, el trabajo nunca es una condena tácita aunque el abandono sí pueda serlo. Quien somete a un cuerpo despojándolo de sus ideas, lo explota, pero la posibilidad (a veces remota) de introducir las propias ideas en el curso de una producción siempre existe. Siempre es posible idear cómo perfeccionar un producto, cómo superarse y cómo mejorar una habilidad. Aunque, aclaremos, no es suficiente el retorno social que se deriva de la creatividad para liberarse finalmente del yugo servil hacia una idea impuesta.
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Un producto surge de alterar el devenir natural de los hechos. El trabajo que ignora los efectos que produce en la naturaleza, obtiene un reconocimiento parcial. Solamente lo obtiene dentro de una red social, o a lo sumo, humana, que no vale para reconocerse en el hábitat natural de los seres vivos (La gran comunidad viva que permiten ubicar el sentido de ser humanos). El trabajador entonces, no se sale del aparato consumista del cual depende lamentablemente para hallar su  lugar en el mundo. Esta deficiencia crea disfunciones instintivas en la población activa. Se traduce en enfermedades, adicciones, y fanatismos basura que autodestruyen a la persona. La creatividad  vinculada al sentido de la Vida bios, vitaliza la inextricable relación entre cuerpo mente otorgando más salud, entendida como expresión vital de nuestros potenciales innatos.
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joanbähr@ymail.com

martes, 24 de febrero de 2015

TRAZOS CONSTITUCIONALES PARA UNA NUEVA ECONOMÍA MUNDIAL ORIENTADA AL BIEN COMÚN



La idea es 

                 -fomentar un equilibrio entre el ideal puro de la economía liberal en el que el bien común resulta de la confrontación de los intereses económicos particulares, y el ideal  de la economía socialista donde el bien común direcciona los intereses económicos del individuo.


EN LA ECONOMÍA LIBERAL


Se trata de,
 -Minimizar todas las medidas intervencionistas que afectan el cociente natural beneficio/riesgo impidiendo una competencia abierta de mercado libre que atomice la oferta y ajuste los beneficios a unos precios competitivos. -Atomizar la oferta y propiciar la pequeña empresa recuperando la cercanía entre la dirección, la propiedad, la actividad y el trabajo de la empresa. -Estimular la calidad de los productos.
                1.-Suprimir las SA y todas las formas jurídicas de empresas que encubren la propiedad directa de las personas físicas con el fin de equiparar el riesgo del capital invertido con el riesgo personal del socio-propietario. Los socios son directamente responsables jurídicamente de las ganancias y pérdidas de su empresa y de las infracciones que cometa la empresa hasta sus últimas consecuencias. Deberán responder con sus bienes personales y su persona de los impagos y de los delitos que ocasionen sus empresas. Esta medida no exime a los especuladores bursátiles, propietarios de fondos de inversión u otras formas de especulación con títulos de propiedad.
                2.-Suprimir las ayudas al sector privado con el dinero público. La calidad de los productos, la innovación técnica y la confianza que infundan las empresas son el mejor reclamo para ganar clientes en un mercado libre.
                 3.-Suprimir los derechos de patentes, de imagen, de autor, o cualquier derecho que privatice una creación intelectual. Las empresas como las personas competirán libremente y sin protección legal por sus inventos, descubrimientos,  u otras formas de privatizar unos valores intangibles. El creador debe buscar sus medios para salvaguardar las creaciones de la copia, si los hay, y de explotar su popularidad. El proteccionismo legal termina por fortalecer a una minoría promocionada, obstaculizando la introducción de nuevos emprendedores en la participación del mercado.  
 
 4.-Suprimir las garantías legales para los productos vendidos- Las garantías las establece la empresa a su criterio por la calidad de sus productos y por la confianza y proximidad hacia sus clientes.
5.-Suprimir las garantías legales de depósito u otras formas de rescate estatal para proteger las deudas de la banca. Como cualquier otra empresa deberá ganarse la confianza de sus clientes y crear las medidas de seguridad oportunas para afrontar la oscilación de sus pasivos.  Si en una situación extrema el estado debiera intervenir un banco para salvar a los clientes del incumplimiento de sus contratos con una entidad bancaria,  el banco será socializado y los propietarios responderán judicialmente por los débitos finales que no puedan asumir.
 
6.-Minimizar la intervención del banco central en la gestión de los bancos privados aunque sí se auditará la transparencia de sus operaciones. El B.C puede abrir cuentas privadas seguras a los ciudadanos que quieran depositar y disponer de las facilidades bancarias para la gestión de su dinero.
7.-Libre contratación y despido de trabajadores en la legislación laboral .
8.-Minimizar las normativas legales de regulación de los mercados.
             9.-Verdad y transparencia.   -Obligación legal de veracidad en las promesas publicitarias, cumplimiento de  contratos y todas las comunicaciones de la empresa con el fin de                       mejorar resultados. Obligación de transparencia informativa sobre la salud de                                          la empresa. -Obligación de no apropiarse de la autoría de un trabajo o una creacin  que  ha realizado otra persona.

 
EN LA ECONOMÍA SOCIALISTA
 
Se trata de asegurar una planificación laboral que proporcione trabajo digno a todo aquél que lo necesite  y del subsiguiente reconocimiento social al individuo por su aportación al bien común. 
 
                       El estado proporciona una renta básica a todos los ciudadanos desempleados que lo soliciten a cambio de trabajo social. La renta debe ser suficiente para cubrir todas las necesidades básicas de nutrición, vivienda, residencia, salud y jubilación. El trabajo encomendado no puede exceder las horas naturales de rendimiento físico y debe respetar en todo lo posible las afinidades, conocimientos y preferencias del individuo para realizarlo*.
 
                       La negativa de quienes niegan su trabajar o no cumplen con su obligaciones laborales, se penaliza con su destitución de la renta básica o con recortes significativos. 
                      Concierne a los municipios la gestión y planificación principal del trabajo social de sus ciudadanos. El estado coordina y pone los medios para que los municipios puedan administrar el trabajo social de sus paisanos.
 
 CORRECCIONES DEL MERCADO
 
 
 
Las universidades públicas se encargarán de investigar en tecnologías de beneficio social que por motivos de rentabilidad económica no desarrolle el sector privado.
El estado se reserva el derecho a crear las instituciones y unidades de producción para satisfacer las necesidades educativas, de salud, de vivienda y de atención social que el sector privado no pueda abastecer en calidad y precios asequibles para el conjunto de la población.
              Los instrumentos del estado para regular la economía básicamente serán la gestión de impuestos y la fijación de la renta básica.
  • Con la gestión de impuestos el estado regula la redistribución de la renta.
  • No hay tasa de paro por lo cual las empresas para atraer trabajo tienen que mejorar las condiciones de la renta básica regulada por los municipios. Un aumento en la renta básica disminuye los beneficios del sector privado y mengua las diferencias salariales de una economía hipertrófica. Un descenso de la renta básica reactiva una economía privada a la baja.
 
 
 GESTIÓN TRIBUTARIA.
  • Se trata de incentivar la reinversión de beneficios y erradicar los paraísos fiscales y estimular el consumo de productos "limpios". Se aventajan las actividades empresariales sostenibles pese a la posible disminución de la producción general y el decrecimiento global.
  • Se promueve la modificación cualitativa de los estándares de bienestar social: nuevas tecnologías más "limpias" reemplazarán las tecnologías más contaminantes conduciendo la población hacia nuevos estándares de satisfacción alejados de la degradación medioambiental y el consumismo convulsivo.
  •               Se suprime el impuesto sobre las empresas.  Los impuestos se gravarán directamente sobre los dividendos que genere el patrimonio de la empresa a sus accionistas. Se imputa directamente al tipo que impone el país de residencia del contribuyente.
                     En general la carga tributaria deberá ir imponiéndose con preferencia sobre los bienes de consumo (impuestos indirectos), más que por las rentas ingresadas. Cada consumible tendrá su impuesto objetivo según sea de necesidad general (y por su impacto ecológico) y subjetivo por el número que represente en la cuantía de productos de la misma clase en posesión de comprador.
Se introduce un impuesto sobre la huella ecológica. La Tierra no es un bien consumible. No es un medio de producción. No es un valor para la explotación. Es el hogar en el que  los todos seres vivos interactúan como un sistema complejo que denominamos Vida. Quien deja huella ecológica debe restituir el daño que produce al planeta con su actividad.
 
 
 POLÍTICAS  LOCALES.
Para que el orden de una nueva economía mundial basada en estas características pueda tener efecto, es necesario propiciar  el acceso de las personas a las cuestiones que afectan sus preferencias de vida y la situación medioambiental de la región en la que viven.
Los patrones de una nueva forma de bienestar social exigen que los habitantes de una comunidad puedan interactuar con los poderes centrales del estado para participar en las decisiones que afectan su situación concreta en el entorno medioambiental que ocupan. Esta interactuación solamente es posible escalando el poder desde la practicidad del individuo en su municipio concreto hasta culminar en la gobernanza de un poder central.
Es necesario que el trabajador pueda decidir sobre el trabajo social en el que se siente bien. En el ámbito municipal el trabajador debe encontrar donde optimiza el potencial de su creatividad para el bien de la comunidad vecinal. La cosificación del trabajador en la empresa privada se remunera más en el mercado de trabajo por este motivo.
 
 
*Citando a William Morris en su obra “Trabajo útil Vs.Trabajo inútil” de 1885, “El trabajo valioso lleva consigo la esperanza del placer en el descanso, en la utilización de lo producido y en nuestra habilidad diaria y creativa. Cualquier otro trabajo carece de valor. Es un trabajo de esclavos, un mero esfuerzo para vivir, un mero vivir para esforzarse”